¿Te pensás que soy tu "Ansina"?

Joaquin Lenzina nació en Montevideo en 1760, de padres esclavos, su vida no fue precisamente un camino de rosas. Este militar y poeta uruguayo trabajó en su niñez como aguatero ( algo así como un vendedor ambulante de agua ) hasta que consiguió enrolarse en un barco. Tan mala suerte tuvo el pobre tipo, que ese barco resultó ser pirata.

A duras penas logra escapar y llegar a costas brasileras donde unos pocos amables caballeros lo atrapan y lo venden como esclavo. El comprador es el general D. José Gervasio Artigas Arnal, padre de la patria uruguaya, héroe nacional tanto en el Uruguay como en la Argentina debido a su lucha contra los imperios español, inglés, portugués y brasileño.

Lo cierto es que Lenzina, "Ansina" como lo conocen los uruguayos, fue liberado por este y el hombre se convirtió desde ese momento, en la sombra del estadista, siendo su consejero en los asuntos afros durante cincuenta y cinco años.

Homenaje a "Ansina" en la ciudad de Minas.

Cuando Artigas fue traicionado ( esto sería muy largo de contar además que no estoy aun muy puesto en el tema ) y tuvo que huir a Paraguay, su fiel amigo Ansina como no, lo siguió y acompañó hasta el final, ayudándolo en sus quehaceres diarios y demás. Tras la muerte de Artigas, Manuel Antonio Ledesma, otro militar uruguayo lo acogió en su casa en Paraguay, donde murió en el año 1860. Sus restos nunca han podido ser encontrados, debido a los enormes destrozos ocasionados por la guerra del Paraguay.

Ta Andalú, muy bonita historia, pero a que viene? Bueno trato de explicar una frase hecha que es muy común en Uruguay, y a la que nos tendremos que acostumbrar si nos hacemos asiduos al mate.

Una de las labores diarias de Ansina era cebarle el mate al general, es por eso que cuando alguien te toma siempre para cebar se le suele decir " te pensás que soy el negro Ansina?". No se si esto sea interesante, pero es una cosa que siempre me llamó muchisimo la atención, como una simple frase, puede esconder tanta historia.

Acabo la entrada con un poema de Joaquín Lenzina, va acá mi pequeño homenaje.

ASÍ LO CONOCÍ A ARTIGAS

Cuando chico me dijeron: Eres hijo de Lenzina. A tu padre lo vendieron ¡Así que a la cocina!¿Quién fue mi madre? -pregunté- Murió cuando te trajeron. Vino del África, sin fe. Así me contestaron. De mi infancia sólo recuerdo Del carnaval las comparsas, Con los tambores de cuero, Y los morenos entusiastas. ¡Me decían qué era negro! ¡Nunca quise ser overo! Me gusta ser verdadero: Asco tengo del negrero. Cuando joven siempre hice De mandadero y aguatero. No siempre hice lo que quise, Hasta que fui guitarrero.

Cuando iba a la Aguada Escuchaba a los marineros. Y así me embarqué por nada, En un navío de masteleros.¡Cuánto sufrí en el mar! Siempre me preguntaba: ¿Cómo podría retornar? ¡Escapé porque nadaba! De las costas del Brasil Pasé a las Misiones, Vendido como marfil, ¡Qué miserias! ¡qué traiciones! Llegó el bendito día Cuando uno de ojos celestes, Mirándome, decía: ¡Pagaré lo que me cuestes! ¡Con tal que me sigas Te haré libre de verdad! -Así me dijo Artigas-: ¡Amarás la libertad!